A los libros y a las mujeres le canto
Maria Elorza
Una mujer casi fue llamada Avioneta.
Otra tuvo una biblioteca en el asiento trasero de su coche. Otra se
fractura un dedo con los estantes rebeldes de su librería. Las
cigarreras escuchan lecturas mientras trabajan. Las planchadoras
recuerdan poemas. A todas ellas, les canto.
Contra fuego,
agua, polilla, polvo, ignorancia y fanatismo, un ejército anónimo
de mujeres cuida de los libros. Es una resistencia íntima, sin
épica, sin revolución, sin armas.