Festival de cine documental. Del 27 de septiembre al 5 de octubre. CÁDIZ


México se cuenta

México se cuenta


Siempre me ha gustado pensar en el documental como un cine transformador, reflexivo, incluyente. Como un reflejo de lo que somos como sociedad, pero también como individuos. Un cine personal, que escarba en lo más profundo de nosotros.

Apostar por el documental en México ha sido una tarea titánica de muchas personas y desde hace muchos años. Aunque no ha dejado totalmente su condición de “paria” en la cinematografía nacional (lo “marginal” siempre será parte de su encanto), su visibilidad es mayor que hace 15 años. 

Grandes películas han abierto un camino importante que permite compartir con un público más amplio sus historias. Los festivales, los circuitos de exhibición alternativa, la televisión pública, ofrecen cada vez más espacio para la no ficción. Incluso en los cines comerciales se empiezan a ver documentales programados en cartelera. Pero esto sigue siendo insuficiente para un país que produjo 79 largometrajes documentales en 2018 (según cifras del Instituto Mexicano de Cinematografía), y que en últimos tiempos, en promedio produce alrededor de 200 documentales al año (entre cortos, medios y largos).

El México hay una enorme necesidad por contar y compartir historias a través del documental. Retratos de una realidad convulsionada, en un país convulsionado. 

La conquista de espacios para la exhibición y pelear por los apoyos para su producción, son viejas luchas en las que poco a poco se gana terreno, pero en las que aún falta un enorme trayecto por recorrer.

Obviamente mi opinión estará sesgada (vengo del documental, así que no creo en la objetividad), pero realmente pienso que, en general, el documental mexicano  es de una gran manufactura y que está en una constante búsqueda de renovarse. Explora y experimenta cada vez más en sus narrativas y en ocasiones entrega películas tan estimulantes que son como una bocanada de aire fresco dentro de nuestra cinematografía. A pesar de enfrenarse a condiciones de terrible  desigualdad para su producción y exhibición, cada año entrega enormes resultados y termina por convertirse en un referente del cine mexicano a nivel mundial. Es algo que se ha ganado a pulso, gracias  a una generación de realizadores que nos han entregado grandes películas en los últimos años, en conjunto con el arduo trabajo de la formación y exhibición, que siempre van de la mano.

Sigo pensando que en México vemos muy poco documental, pero antes veíamos menos aún. El trabajo constante en la formación de público empieza a dar pequeños frutos y me gusta pensar que de aquí a pocos años podemos resolver este cuello de botella que nos asfixia, que todas las películas que producimos puedan tener su encuentro con el público, puedan conversar con él. Que al final del día, esa es una de las razones por las que hacemos cine, para comunicarnos.


ALCANCES es un festival con el que compartimos una esencia que va más allá de la línea de programación. Es una manera de ver y vivir el documental. Nos honra poder traerles esta pequeña selección de lo que somos. Esperamos que en ella encuentren películas que nos conecten de algún modo y podamos conversar, como individuos y sociedad, a través del cine. 


Carlos Cárdenas
Director Festival Zanate