Festival de cine documental. Del 27 de septiembre al 5 de octubre. CÁDIZ


40 años en el arrebato

40 años en el arrebato


Arrebato es uno de estos extraños milagros que pasan de vez en cuando en el cine español. Surgió en esa época movediza para la historia y la cultura de España que fue la Transición, donde cualquier cosa era posible, incluyendo un film como este. Rodada por Iván Zulueta, con un bagaje en el corto experimental y underground, resultó ser su segundo largometraje, tras una experiencia anterior diez años antes con Un, dos, tres, al escondite inglés, que por problemas sindicales tuvo que firmar José Luis Borau, su productor. El rodaje de Arrebato fue complejo por los problemas presupuestarios y la caótica forma de trabajar de Zulueta, que motivo dimisiones en el equipo. El film terminado se estrenó de forma casi clandestina siendo un fracaso. De hecho, fue la típica obra que terminó con su director, pues la crisis generada por todo el proceso de hacerla llevó a Zulueta a alejarse del cine, lo que unido a sus problemas con las drogas cercenó una de las carreras más prometedoras de nuestra filmografía.
Pero Arrebato, como otros títulos destinados al malditismo, fue resurgiendo poco a poco, hasta convertirse quizás en la película de culto por excelencia del cine español. La época de los 80, de la que la película era un emisario, sintonizó con este film donde las drogas cobraban protagonismo y la cinefilia fagocitadora –literalmente- se imponía. Su indefinición genérica, entre la nostalgia de una generación por la infancia perdida, el puro fantástico y el tema de la drogadicción, que se abordaba con un desparpajo que aún hoy asombra, desconcertó a los espectadores de la época, pero enganchó con los tiempos de la posmodernidad, más receptivo a esta estimulante mezcla. Entonces no se sabía, pero antes de que la movida diera carta de naturaleza al slogan “que grande es ser joven” Arrebato no dejaba de mostrar la confusión de una generación que tras la llegada de la democracia no parecía encontrar su sitio, y buscaba ya refugios artificiales, en las drogas y en el cine. Su estética, donde el pasado de cine underground del director pesaba, contribuía al irrepetible clima de esta película.
Hace 40 años de su azaroso rodaje, y tras su ninguneo al principio de su carrera, ahora Arrebato es uno de los grandes clásicos del cine español, reivindicado por cineastas posteriores. Alcances se une en esta edición a los homenajes que se están promoviendo. Proyectaremos la propia Arrebato y el cortometraje de 1976 Leo es pardo, que es un antecedente del film. Y también tres documentales de creación, muy en la línea de la programación actual, dirigidos por Andrés Duque (Iván Z), Carlos Escolano (Kuntskammer) y Augusto M. Torres, que fue productor de la misma Arrebato, (La décadence). Se da la circunstancia de que los tres parten casi de los mismos materiales (la casa de Zulueta, entrevistas, etc.) pero cada uno lo hace a su estilo, creando un curioso diálogo entre ellos. Además, el ciclo se cerrará con un coloquio con algunos de los directores para poner en valor Arrebato 40 años después y el valor de su legado. Con ellos esperamos reconocer a esta influyente película.